Fecha: 22/12/2007
Excursión situada en el termino de Valldemossa, por un camino que se abre paso entre los acantilados sobre la costa, conduciendo hasta “es port des Canonge”. Buenas vistas sobre la costa norte de Mallorca, entre bosques de encinas.
Lugar de inicio: Urbanización George Sand (Valldemossa)
Itinerario: salimos de la urbanización George Sand, y finalizamos en el mismo lugar pero por itinerario distinto.
Finalización: Urbanización George Sand
Altitud inicio: 461m snm
Altitud finalización: 461m snm
Altitud máxima: 461m Urbanización George Sand
Altitud mínima: s´Hort de sa Cova 4m snm
Tiempo real de ruta: 3h 45´
Componentes: en solitario Arnau
Dificultades del trayecto: un tramo de unos 2 km por un antiguo camino prácticamente desaparecido, por pendientes muy severas, donde hay que fijarse constantemente en señas que nos indiquen por donde seguir.
Distancia: **
Recorrido: ***
Trayecto: ** el último tramo hasta la úrbanización: ***
Itinerario: ***
DESCRIPCION
Al fondo de la urbanización George Sand, donde podemos aparcar el coche, sale un sendero que es el que se debe tomar; para orientarnos, está situado en una curva a la derecha casi al final de la urbanización, comienza justo debajo de un chalet, en un espacio verde entre dos solares.
Va descendiendo entre pinos y matorrales con cierta celeridad, al cabo de unos metros el camino se ensancha convirtiéndose en un antiguo camino de carros que fue en su día. Al comienzo esta en mal estado debido a las lluvias que han convertido el camino en un pequeño torrente. Pasadas unas curva a derecha e izquierda, descubrimos el mar frente a nosotros a más de 400m de altura, el camino va pegado a unos pequeños riscos. La vista nos ofrece la costa norte de Valldemossa, con “sa Foradada” al fondo. Han desaparecido los pinos y tan solo vemos el carrizo castigado por los vientos del norte que azotan esta costa en los meses de invierno.
El camino sigue descendiendo de curva en curva, para finalizar en un llano, donde la vista se abre aún mas sobre la costa, llegando cerca del acantilado que da al mar. Aquí gira bruscamente a la izquierda par buscar una bajada pronunciada, ganado espacio a la pared del acantilado que rápidamente tenemos por encima y debajo del sendero. Ahora ya divisamos el lado que teníamos oculto, podemos ver “es Port des Canonge” y la costa de Banyalbufar.
Acabamos de descender este tramo y nos situamos en medio del acantilado, al fondo del camino vemos un barrera metálica entre paredes de roca con un paso en su lateral izquierdo. Estamos en “s´Estret”. Este tramo del camino esta llenos de desprendimientos rocas inmensas dificultan el paso en algunos sitios.
Pasada la barrera el camino vuelve a descender ahora de forma mas suave, alejándose del acantilando que da al mar, para ir introduciéndose poco a poco en el bosque, al comienzo de pinos y mata, para transformarse en un encinar frondoso en el lado izquierdo; en la derecha los pinos cubren la inclinada ladera. Desde aquí divisamos por primera vez nuestro destino.
En una curva a la derecha veremos una “fita” en el margen izquierdo, a su lado se divisa un estrecho sendero que es el que debemos coger al regreso. Seguimos bajando entre grandes encinas donde el camino está bastante descompuesto debido al cauce de un torrente que se cruza con él. Un centenar de metros más abajo se suaviza la pendiente y el bosque se hace mas frondoso.
Cruzamos otro torrente, esta vez se trata de “es Torrent des Cable”.
Los madroños y las encinas son la vegetación que nos acompaña en este tramo, la frondosidad del bosque hace que el camino se convierta en un verde desfiladero manchado de rojo por los madroños.
Este camino desemboca en una pista, que es la que conduce a la carretera “d´es Port des Canonge” si la tomamos a la izquierda, a la derecha nos lleva hasta las casas de “sa Cova”. Seguimos caminando entre una gran frondosidad a la que se han unido las murtas que son de gran tamaño y desprende su aroma peculiar.
Comenzamos a oír el rumor del agua de “sa Font de sa Cova”, el reguero de abundante agua que durante todo el año se mantiene, acaba vertiéndose en el “Torrent des Cable”, echando su caudal en el mar en “s´Hort de sa Cova”.
La pista finaliza en las casas, muy cercanas a la fuente. A partir de aquí el camino se convierte en un estrecho sendero que cruza un pinar y acabar en una explanada junto al mar.
La explanada está situada a unos 6m sobre el nivel del mar, a nuestra derecha hay una bajada que conduce a una pequeña playa de guijarros y a nuestra izquierda el torrente “d´es Cable” precipitando el caudal de agua que recoge en “sa Font de sa Cova”, al Mediterraneo.
Si nos acercamos a la cornisa que da al mar, vemos a la izquierda la pequeña cascada del torrente, pero a la derecha vemos otro buen reguero de agua que se precipita al vacío, es fácil descender hasta un pequeño saliente lleno de juncos y agua, al llegar descubrimos que de la roca sale un gran caudal de agua, se trata de “sa Font de s´Hort de sa Cova”, esta fuente está situada a 4 metros de altura sobre el nivel del mar y a no mas de un metro de distancia del mismo; seguro que cuando el mar se embravece, rompe su oleaje sobre la misma fuente.
Desde la explanada mirando a nuestra izquierda, no vemos más que el pinar que está justo a nuestro lado, pero hacía la derecha nuestra vista alcanza hasta “sa Foradada”. Si damos la espalda al mar, podemos contemplar el maravilloso valle donde estamos situados, divisando los acantilados que envuelven este lugar, paredes de roca a mas de 400m de altura que mantiene casi virgen este vergel.
Después de un buen descanso, tan solo nos queda regresar por el mismo camino, hasta el cruce donde con un hito se marca el sendero que hay que tomar par llegar a la urbanización.
Cuando llegamos al hito “fita”, situada en una curva a la izquierda donde el camino forma una pequeña explanada, sale un pequeño sendero que es el que debemos tomar. Este punto está situado a 200m de altura, ahora deberemos superar otros 250m por un lugar mas angosto e inclinado que el que hemos recorrido hasta ahora.
El camino al principio es estrecho pero bien marcado, que se va deslizando por la pendiente de la montaña entre encinas y pinos dirigiéndose al fondo de una vaguada, pero a medida que avanzamos se va diluyendo y debemos fijarnos en los hitos que van apareciendo a lo largo del trayecto para marcar el camino que se debe seguir. Los carrizos, matas, encinas y pinos, invaden de tal forma el bosque por donde transitamos, que se hace difícil ver la senda, e incluso las “fites”, si no se ha tenido la precaución de elevarlas sobre alguna roca. Si se perdiera el camino debemos volver al último punto y buscar la ruta de nuevo, estamos justo a los pies de los acantilados que rodean el valle, y tan solo existe este paso, pero sin prisas y observando bien se va alcanzando.
Salimos de este trozo tan tupido y damos de frente con un peñasco que sobresale del acantilado, entre el risco y el peñasco se vislumbra un senderillo que sube en zigzag dejando a un lado la pared de roca y al otro el vacío, la impresión es que al llegar al collado, entre el acantilado y la peña que subimos, se acaba la senda. Cuando estamos sobre el collado, el camino gira bruscamente a la izquierda y se ve como sigue por la inclinada pendiente de la montaña.
Ahora desaparecen los hitos, porque se ven con claridad los restos del antiguo camino de mulas que utilizaban para bajar hasta el mar los pescadores del lugar. Se trata de un camino sobre pared de piedra para ayudar a vencer la inclinación de la montaña; el camino está invadido por carrizo y pequeños acebuches, que en algunos tramos han ayudado a deshacer la pared ocasionando derrumbes. Es realmente una pena que esta obra que debió costar un grandísimo esfuerzo, no se conserve.
Las pendientes entre curva y curva son muy exigentes, si además debemos salvar obstáculos, como troncos y derrumbes, hace de este tramo de la excursión, el mas duro.
De pronto el camino parece concluir al borde del acantilado que tenemos justo delante, pero al llegar a este punto vemos a la derecha una grieta en la roca con una escalera picada en la misma y una pequeña barrera metálica, pasada la barrera salimos al camino que conduce a un mirador de la urbanización. Hemos concluido la excursión.
Vale la pena asomarse al mirador, desde donde podremos contemplar gran parte del camino realizado, con el valle de “s´Hort de sa Cova” al fondo.
Tan solo nos queda recorrer un corto paseo de la urbanización hasta la calzada de la calle. El coche nos queda en la misma calle 500 metros a nuestra izquierda.
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